domingo, 7 de octubre de 2012

La #NASA descubre un nuevo agujero negro supermasivo en el centro de la #VíaLáctea

El satélite Swift de la NASA ha detectado recientemente un impulso creciente de alta energía compuesto por rayos X, de una fuente proveniente del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. La explosión, producida por una nova que emite rayos X, anunció la presencia de un agujero negro masivo que forma parte de un sistema binario.








"Las novas que emiten brillantes rayos X son tan poco habituales que se observan como mucho una vez por cada misión, y esta es la primera vez que el Swift ha detectado una", asegura Neil Gehrels, principal investigador de la misión, del Goddard Space Flight Center en Greenbelt de la NASA. "Esto es realmente algo que habíamos estado esperando".

Una nova de rayos X es una fuente de este tipo de radiaciones tan efímera que aparece de repente, alcanza un pico de emisión durante unos días, que luego va decreciendo y después desaparece durante meses. La explosión se produce cuando un torrente de gas almacenado de repente se precipita hacia uno de los objetos más compactos, una estrella de neutrones o un agujero negro.

La fuente de este brillo mencionado se detectó por primera vez en el Swift durante la mañana del 16 de septiembre, y de nuevo al día siguiente.

Llamada Swift J1745-26, tras cuadrar las coordenadas de su posición en el cielo, la nova está localizada a unos pocos grados del centro de nuestra galaxia, hacia la constelación de Sagitario. Los astrónomos aún no han podido determinar con alta precisión la distancia, pero creen que el objeto reside a unos 20.000 ó 30.000 años-luz en la región interior de la galaxia.

Los observatorios con base en la Tierra detectaron emisiones infrarrojas y de radio, pero las espesas nubes de polvo de la zona han impedido a los astrónomos ver a Swift J1745-26 a simple vista.

La nova alcanzó su pico de rayos X -energías por encima de los 10.000 electronvoltios, o muchos miles de veces por encima de la luz visible- el 18 de septiembre, cuando alcanzó una intensidad equivalente a la de la famosa Nebulosa del Cangrego, un remanente de supernova que sirve de objetivo de calibración para observatorios de altas energías, y está considerada como una de las más brillantes fuentes de brillo más allá de nuestro sistema solar.

"El patrón que estamos viendo suele observarse en novas que emiten rayos X y donde el objeto central es un agujero negro. Una vez que los rayos X se difuminen, esperamos medir su masa y confirmar su estatus de agujero negro", afirma el astrofísico Boris Sbarufatti, del Observatorio Brera en Milán, quien trabaja actualmente junto a los miembros del equipo Swift en la Universidad del estado de Pensilvania.

El agujero negro debe formar parte de un sistema binario (LMXB, en inglés) de baja masa que emite rayos X, y que incluye una estrella parecida a nuestro sol. Una corriente de gas fluye desde la estrella y entra en un disco de almacenaje situado alrededor del agujero negro. El muchos de estos sistemas, el gas en la espiral interior se calienta a medida que se introduce en el agujero negro, y produce los flujos de rayos X.

Pero bajo ciertas condiciones, un flujo estable hacia este disco depende del ratio de materia que fluye hacia él desde la estrella del sistema binario. A ciertos ratios, el disco falla en mantener un flujo estable y fluctúa dramáticamente entre dos diferentes condiciones: un estado más frío y menos ionizado, donde el gas simplemente se acumula en la parte externa del disco como el agua en una presa, y otro, un estado más caliente e ionizado, que envía una onda de gas que surge hacia el centro.

"Cada explosión hace desaparecer el disco interno, y con poca o ninguna meteria cayendo hacia el agujero negro, el sistema deja de ser una brillante fuente de rayos X", asegura John Cannizzo, astrofísico del Instituto Goddard. "Décadas más tarde, si suficiente gas se ha acumulado en el disco externo, cambia de nuevo al estado caliente, y envía un diluvio de gas hacia el agujero negro, con una nueva explosión de rayos X".

Este fenómeno ayuda a los astrónomos a explicar exposiones periódicas en  un amplio rango de sistemas, desde discos protoplanetarios hasta jóvenes estrellas o enanas blancas, e incluso emisiones brillantes de agujeros negros supermasivos en el corazón de galaxias distantes.


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