"No somos perfectos. Es un asunto que se ha
exagerado demasiado, todos los teléfonos tienen puntos débiles, no hemos
encontrado aún la forma de saltarnos las leyes de la física".
"Con el lanzamiento de nuestra nueva aplicación Mapas no estuvimos a la altura de este compromiso [crear grandes productos]. Lamentamos mucho la frustración que esto ha ocasionado en nuestros clientes".
Dos formas diferentes de pedir perdón en una empresa poco
acostumbrada a ello, dos formas diferentes de liderazgo. La primera
frase la pronunció Steve Jobs, fundador de Apple, en 2010 después de los errores en la antena del iPhone 4. Casi 40 días de críticas después Jobs dio una rueda de prensa en la que extendió el problema al resto de la competencia.
La segunda está extraída de la carta que envió su sucesor al frente de la empresa, Tim Cook, hace una semana por los fallos en los mapas que lanzaron para sus dispositivos. Al contrario que Jobs, Cook no sólo no criticó a la competencia sino que recomendó sus aplicaciones, como los mapas de Google, su principal rival, como una alternativa a la suya propia.
Jobs, que murió
hace ahora un año, se ha descrito siempre como un genio visionario
-algo tiránico también- que era capaz de distorsionar la realidad a su
alrededor. Su sucesor, Tim Cook, está en las antípodas de esas
cualidades. Su mayor aval en el gigante de Apple como vicepresidente de
operaciones había sido lograr unas cuentas excelentes y distribuir sus productos por todo el mundo en un tiempo récord. En definitiva, alguien muy cerebral.
Con el fiasco de los mapas, muchos medios de comunicación, usuarios y analistas se han comenzado preguntar si la ausencia de Jobs se está ya dejando notar -para mal- en el gigante de Cupertino.
"Apple tiene que luchar ahora con la figura mitificada de Jobs, que también lanzó productos incompletos,
servicios inmaduros y dispositivos que eran sólo una mejora incremental
de lo anterior (aparte de la excelencia en muchos factores, claro). Si
unimos las expectativas desmesurada respecto a sus anuncios, el 'se nota
que ya no está Jobs' se va a convertir en un lugar común y es algo
contra lo que veo muy difícil que puedan luchar", explica Antonio Ortiz,
cofundador de WeblogsSL y autor del blog Error500.

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