viernes, 1 de junio de 2012

El 53% de los Españoles sufre ansiedad o miedo si se le olvida el movil en casa



Quizá usted también haya padecido esa desagradable sensación de ansiedad (pánico en el peor de los casos) si ha olvidado el teléfono móvil en casa. Esa enfermedad tan moderna como los teléfonos móviles se llama nomofobia.
La nomofobia, dicen los expertos, es el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. El término es una abreviatura de la expresión inglesa «no-mobile-phone phobia».
El padecimiento procede de un hecho bien conocido: el 96% de los españoles tiene móvil, cifra que supera a la registrada en Estados Unidos, China o Francia. Y, aún más, el 26 por ciento de los usuarios tiene dos móviles, y el 2% hasta tres teléfonos. El 33 por ciento de los españoles navega en Internet a través de su teléfono. España es el país con más teléfonos móviles por habitante, y casi 10 millones de españoles utilizan whatsapp para enviar mensajes o fotos. La nomofobia tiene, sin duda, un buen caldo de cultivo.
Estudios realizados por el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad revelan que casi el 53% de los usuarios de teléfonos móviles tienden a sentir ansiedad cuando "pierden su teléfono móvil, se les agota la batería, el saldo, o no tienen cobertura en la red", explica Marina Dolgopol Directora de CEETA en España.
Salir a la calle sin móvil puede crear inestabilidad, agresividad y dificultades de concentración (síntomas típicos de los trastornos de ansiedad). Suele estar acompañada de síntomas tales como malestar general, hipervigilancia, inquietud, temor a estar desconectado o aislado: sentir que el teléfono o las conversaciones mantenidas generan tranquilidad, comprobación constante de la recepción de mensajes, mails y visitas a las aplicaciones de redes sociales, pérdida de oportunidades laborales, consulta permanente de noticias, preocupación desmedida por lo que pudiera suceder si la persona no está conectada, crisis de pánico, agorafobia.

Las mujeres y los adolescentes suelen ser más propensos a padecerla. Los adultos ejercen una influencia importantísima en la vida de los niños a través de su comportamiento llevando a situaciones tales como no poder dejarlo incluso en los momentos de reunión familiar como puede ser compartir una cena o reunión. Los jóvenes de entre 18 y 24 años son los más propensos a padecer nomofobia. Dentro de este rango, el 8% de los universitarios son los que más lo sufren.

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